Desde pequeña siempre he sentido fascinación por las brujas, sobre todo por aquellas brujas buenas que veía en la TV como «La bruja Novata» (Bedknobs & Broomsticks) o «Embrujada» (Bewitched). Me gustaba todas las cosas que eran capaces de hacer, su bondad, y su capacidad para ir más allá de lo convencional. Mantenían una vida aparentemente normal pero detrás escondían poderes que nadie sabia percibir que mejoraban la vida de las personas que tenían a su alrededor.
Las brujas buenas en los cuentos no han sido muy abundantes. La mayoría de las que nos han enseñado son feas, malas, mentirosas y manipuladoras. Más allá de las creencias de la época de hace unos siglos en la que se quemaba o castigaba a mujeres consideradas brujas por utilizar remedios de curación poco convencionales, me pregunto que había detrás de semejante práctica.
¿Qué hay detrás de una bruja?
Una mujer autónoma, que piensa por su propia cuenta, que toma sus propias decisiones y que utiliza su intuición por encima de la razón. Una mujer poderosa que es escuchada, porque su VOZ es auténtica y genuina. Porque está conectada con su esencia, con la naturaleza y con el fluir. A las mujeres poderosas había que controlarlas, menospreciarlas y enterrar.
La historia de la humanidad está inscrita en nuestro ADN. El inconsciente colectivo también y eso se traslada a muchas de las creencias que heredamos y las damos por válidas. Los cuentos que explicamos a nuestros hijos son un ejemplo de ello, la forma en como miramos a las brujas que nuestros antepasados castigaban también lo es. A día de hoy, llamar a una mujer BRUJA sigue siendo un insulto.
Las brujas y la forma en que se las ha tratado son un ejemplo de nuestra energía femenina, que no sólo está en las mujeres sino también en los hombres. La energía femenina nos conecta con la emoción, la intuición, el sentir, fluir…todo aquello que se ha catalogado como MAGIA y que se ha menospreciado. Todo aquello que se ha tapado y castigado durante siglos y que ahora está resurgiendo en muchos de nosotros, hombres y mujeres.
Bienvenidas brujas, no os escondáis, sois muy necesarias.
Abrazos
Sofi