Enseñar a escoger

Como muchas madres y padres, es muy común preguntarse cuál es la clave para que tus hijos crezcan y se desarrollen de forma harmoniosa y feliz.  Quieres darles lo mejor, pero sobre todo darles una base de amor y confianza que les permita navegar por la vida y escoger las experiencias que les permitan crecer como personas, aprender de ellas y evolucionar o lo que se dice en otros términos “madurar”.

Saber escoger parece más importante que nunca. La era tecnológica que vivimos, el bombardeo de información que nos llega y la rapidez con la que lo hace nos hace sentir que debemos escoger entre múltiples posibilidades hasta una mínima cosa; desde la noticia que quieres leer, la película o canal que quieres ver, el trabajo que quieres tener, la pareja con la que quieres convivir e incluso el número de amigos que quieres tener. Tenemos que seguir escogiendo, pero lo que ha cambiado es el abanico de opciones que aparentemente, es mucho más grande. Eso muchas veces requiere de un sobreesfuerzo al que muchos de nosotros no estábamos acostumbrados, tener que escoger entre 200 canales de TV disponibles no es lo mismo que escoger entre 2. Ante esto, queremos entrenar a nuestros hijos para que cuando sean autónomos, no vean películas que deñen su intelecto, lean contenido pedagógico y constructivo, no coman comida basura y escojan carreras o trabajos que les gusten, parejas y amigos con las que mantengan relaciones armoniosas y saludables etc etc.

Recuerdo las palabras del escritor israelí Nuval Harari que decía que la mejor inversión para prepararnos para el futuro   es “fomentar la inteligencia emocional y el equilibrio mental, y generar habilidades sobre cómo continuar cambiando y cómo seguir aprendiendo y reinventándose a lo largo de la vida”. La inteligencia emocional no es más que el autoconocimiento y conciencia sobre uno mismo. Un autoconocimiento que se adapta a nuestra capacidad de transformación y cambio. Harari añadía que el “ser humano “tiende a cometer un error fundamental”, que es pensar que él realmente es ese relato que ha construido”.

Lo que sabemos es que la realidad es cambiante pero que nosotros también lo somos.  Ese cambio de relato se construye a partir de nuestras decisiones y elecciones en la vida y se basa en lo que eres hoy. A partir del conocimiento que tienes sobre ti hoy, del nivel de conciencia sobre ti mismo, escoges lo que quieres ser mañana a partir de las múltiples situaciones que te da tu presente.

Cuanto mayor sea tu nivel de conciencia sobre ti mismo (mejor entiendas cuáles son tus patrones, tu forma de pensar, tus aspiraciones profundas, tus límites etc etc), más consciente serás sobre las decisiones que tomes y las consecuencias buenas o malas que esas generen (para ti). Ese nivel de conciencia es el que te permite hoy escoger hacia dónde quieres caminar, que es lo que realmente quieres y lo que no quieres.

Los niños están en proceso de desarrollar una personalidad y una conciencia que se basa sobre todo en las personas que tienen como referencia. Puedes llegar a comprender que tus hijos tienen su propio camino, pero aprenden del tuyo, de tus decisiones y de las consecuencias que ellas generen. El camino hacia ti es lo que les muestra a ellos esa base de confianza que necesitan para ir ganando autonomía y liderazgo sobre su vida. A través de tu trabajo personal, les ayudas a ir descubriendo el suyo.