Mirada interna

El índice espiritual de una persona se mide a través de la capacidad que uno tiene para dejar de apuntar a los otros (incluidos sus hijos) para apuntarse a sí mismo

Hace poco Pablo d’Ors, un escritor que me encanta, publicó una entrevista muy reveladora sobre la espiritualidad, la educación, la confianza en uno mismo, la soledad entre otros temas. Su capacidad para comunicar es asombrosa y no deja indiferente a nadie. La tranquilidad y paz en sus mensajes se mezclan con la contundencia en sus frases. Un claro ejemplo se dio con la entrevistadora. No sé si por su preocupación personal con la educación de sus hijos o por captar la atención del oyente le preguntó en varias ocasiones como debía enseñar a sus hijos el valor de la meditación, el silencio, la quietud, todo aquello que en nuestra sociedad parece no primar.  Pablo le contestó de forma clara a ella y a todos los que le escuchaban, “deja a tus hijos en paz porque eres tú el problema”.

Debo confesar que yo también me he visto inmersa en numerosas ocasiones en este tipo de preguntas. Es inevitable, así estamos educados, así lo hemos visto en nuestros ascendientes y en nuestro entorno. La tendencia siempre es señalar al otro, tus padres, amigos, pareja e hijos. Mi camino espiritual se ha visto reflejado por ello, el darme cuenta cuando tiendo a la postura victimista o cuando me responsabilizo de lo que está pasando en mí a través de las situaciones que vivo en mi día a día. Un cambio de perspectiva que es transformador.

Cuando me preguntan qué hago en las sesiones de terapias, explico el trabajo energético que realizo, pero también hacia donde guío nuestras conversaciones. Cada situación que vives te dice cosas de ti, ¿en qué medida eres capaz de verlo?  Invito a las personas a apuntarse a sí mismas, a sacar aprendizajes sobre ellas mismas que al final serán su guía para seguir creciendo como personas y para seguir evolucionando con más consciencia. Cuánto más sepas de ti, cuanto mejor te veas y te reconozcas en lo que te gusta, pero también en lo que no te gusta, mejor te sentirás. La capacidad para verte a ti mismo tiene también mucha relación con la capacidad que tengas para abrazar tu imperfección. Decía Pablo que sólo somos capaces de amar lo vulnerable, lo frágil. Lo fuerte y lo poderoso lo admiramos pero el solo hecho de admirarlo, hace que lo miramos con distancia y que no nos reconozcamos en eso que admiramos. ¿Cómo te sientes cuando alguien alardea de sus capacidades? ¿y cuando alguien se muestra vulnerable? Seguramente de forma distinta. Nos reconocemos y empatizamos de forma natural con la vulnerabilidad de los demás porque al final es nuestra. Qué mejor forma de reconocer tu propia vulnerabilidad y fragilidad antes los demás para conectar y reconocer eso que eres

Finalmente, Pablo reconocía que la felicidad tiene mucho que ver con el cultivo de uno mismo, en la medida en que nos cultivamos ganamos más autoestima, porque nos sentimos vivos, activos, responsables, creadores.  La pasividad y el victimismo nos anula, la responsabilidad nos activa. Sabiendo esto, ¿Qué escoges?.

So quieres mirar toda la entrevista a Pablo d’Ors te dejo el enlace. Que la disfrutes tanto como hice yo!: https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/la-meditacion-es-un-camino-radical-para-el-autoconocimiento-pablo-dors/